Muchas veces la escuela es sinónimo de aburrimiento, estudiar se ve como una obligación, un rollo, que hay que soportar hasta que el cuerpo aguante. ¿Podría invertirse esta dinámica? Quizá sería interesante preguntar a los niños y adolescentes por qué no quieren estudiar, probablemente muchos nos responderían: "Yo no sirvo para estudiar" probablemente ahí esté la clave del fracaso del sistema educativo. La escuela no es flexible, no se adapta a las necesidades particulares de los alumnos. Se etiqueta a los estudiantes, y estas etiquetas en muchos casos son muy difíciles de quitar y traspasan el patio del colegio para llegar hasta la familia, y el fracaso escolar se transforma en un "fracaso existencial" y el "yo no sirvo para estudiar" pasa a ser un "yo no sirvo para nada".
Pero ¿qué es fracaso? ¿suspender un examen? ¿repetir curso? ¿abandonar el colegio? Cuántas personas de éxito en la vida, en cualquier aspecto de la vida (laboral, económico, artístico, deportivo, familiar... ) han sido etiquetados como "malos estudiantes", es decir, han sufrido "fracaso escolar". Hay muchísimos ejemplos, me viene a la cabeza el famoso caso del premio nobel Santiago Ramón y Cajal. Sus profesores no veían futuro en su trayectoria (el estudio de su biografía hace pensar a muchos expertos que hoy en día sería etiquetado diagnosticado de "hiperactivo") y sin embargo alcanzó el máximo reconocimiento en el campo científico. También Albert Einstein, a pesar de ser buen estudiante, sufrió a los 15 años, cuando estudiaba en un colegio militar, los vaticinios de un profesor que le dijo que "nunca conseguiría nada en la vida". Sólo dos ejemplo, dos personas que han pasado a la historia gracias a su aportación a la cultura universal y que sin embargo fueron en su momento "etiquetados" negativamente por el sistema educativo.
¿Cuántas grandes mentes, grandes científicos, artistas, deportistas, escritores... se habrán quedado en el camino? ¿Cuántas personas habrán sucumbido a las etiquetas que les pusieron en la escuela? ¿Cuántas familias han sufrido las consecuencias de estas etiquetas? Es difícil cambiar la forma de pensar y la forma de expresarse pero debemos intentar acostumbrarnos a hablar sin etiquetar, el niño que no estudia no es un vago, no es un fracasado, deberíamos acostumbrarnos a buscar los aspectos positivos, conocer las habilidades de nuestros hijos y no quedarnos únicamente con los resultados académicos, tampoco, claro, usar la escuela como comparativa constante para las habilidades de los niños "Sí, mi hijo juega muy bien al fútbol pero ha suspendido matemáticas" "Sí, canta muy bien pero el año pasado repitió" ¿por qué hacemos esto? ¿por qué las notas académicas se convierten en la medida del éxito y el fracaso de los niños y los jóvenes? Quizá sería interesante que todos conociésemos la Teoría de las inteligencias múltiples de Howard Gardner, Premio Príncipe de Asturias en Ciencias Sociales (2011) para entender que todos podemos destacar, conseguir el éxito, ser felices, si desarrollamos las capacidades innatas para las que estamos más dotados.
Mañana trataremos en profundidad el tema de las Inteligencias Múltiples porque es verdaderamente interesante.
Feliz Día.
Que reflexión tan interesante, es cierto, lo que para unas culturas es un fracaso en otras puede ser realmente importante. Tendemos a etiquetar y pretendemos homogeneizar a los niños y a los jovenes. Casi siempre lo diferente asusta y tendemos a infravalorarlo, quiza como una forma de protección hacia lo establecido, que todo siga igual.
ResponderEliminarGracias por tu comentario, ahora me pasré por tu blog