niños y televisión

Ya hemos hablado de pasada en algún post de los niños y la televisión. Yo creo que a ningún padre le gusta que su hijo pase demasiado tiempo viendo la tele pero a veces no nos damos cuenta de que hoy en día los niños tienen acceso a muchas más pantallas que antes, los móviles, las tabletas, los ordenadores. Pantallas que ofrecen al niño imágenes demasiado rápidas para su mente, sobre todo cuando hablamos de niños menores de dos años, como informa la Asociación Americana de Pediatría.

Debemos ser más exigentes con la televisión, no sólo con la que ven nuestros hijos sino también con la que vemos nosotros, pues aunque ellos estén jugando a lo suyo mientras nosotros vemos un programa por la tele, el mensaje que se  está dando en la televisión llega hasta sus oídos y como explica Lolo Rico en su libro "El Buen Espectador" la imagen y el mensaje se fijan en la mente del niño como una idea subliminal.

La televisión quita creatividad a los niños, manipula sus mentes (y las de los adultos) creando imágenes predeterminadas de una idea. Si un niño lee en un cuento una escena violenta, hay numerosos ejemplos en los cuentos clásicos, el lobo que se come a la abuelita, por ejemplo, al leer esta escena creará en su mente una imagen mental según su edad y desarrollo, puede que incluso este capítulo que en ocasiones a los padres nos preocupa tanto pase desapercibido y para el niño sea más llamativo como el cazador entra la casa de la abuelita, por seguir con el ejemplo del cuento de Caperucita. Con la lectura es el niño el que establece la imagen mental según su madurez y experiencia, sin embargo con la imagen de vídeo (ya sea televisión, ordenador, tableta o móvil) el niño no puede establecer su propia idea, la imagen del lobo comiéndose a la abuelita aparecerá de forma clara y explícita o sutil y ñoña, poco puede hacer la imaginación del niño, la imagen no se adapta a la madurez del espectador, son los padres los que tendrían que valorar y decidir lo que ven o no ven sus hijos, pero muchas veces el tiempo al que nos enfrentamos cada día y el exceso de programación nos impiden poder ser selectivos en este sentido. Los canales temáticos infantiles, por ejemplo, hacen muy difícil el trabajo de los padres en este sentido pues se emiten dibujos de forma continuada sin ningún tipo de criterio, pues se mezclan programas para niños de preescolar con dibujos para preadolescentes, por no hablar de la publicidad continuada que se emite en este tipo de canales, directamente dirigida a los niños.


Por todos estos motivos podemos afirmar que la tele resta imaginación a los niños, además de quitarles tiempo de juego, de exploración, de descubrimiento. Disminye su interés por la curiosidad y el aprendizaje pues todo se lo da hecho. La batalla contra la pequeña pantalla es dura pues es un "amienemigo" que vive en el salón de casa, digo "amienemigo" pues a veces la televisión puede ser (o parecer) nuestro amigo, hay algunos programas de calidad, interesantes, pero muchas, muchas veces es un enemigo que se sitúa entre los padres y los hijos.

Lo mejor será compartir el tiempo de televisión con nuestros hijos, pues no podemos (ni debemos, pienso yo) mantenerlos al margen de la realidad. Pero al menos que el tiempo de ver la televisión sea una forma de ocio más en familia, no una forma de tener al niño entretenido.

 La tele (y generalizo, me refiero a cualquier tipo de pantalla) no es una niñera.

Os recomendamos el libro Educar en el asombro, de Catherine L´Ecuyer, os dejamos el enlace a la versión impresa y el e.book.


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