IDENTIFICAR LAS EMOCIONES EN LOS NIÑOS

Hace unos días le comenté a una amiga psicóloga que me preocupaba como enseñar inteligencia emocional a mi hijo y me respondió que sencillamente con mi ejemplo, con mi actitud, pero que no me preocupara simplemente el hecho de plantearme la importancia de enseñar inteligencia emocional ya indicaba que estaba por el buen camino.

Sí, me preocupa la inteligencia emocional, es cierto ¿cómo enseñar a los niños a gestionar sus emociones? pero sobre todo cómo hacerlo sin influir en sus sentimientos, sin decirles como se tienen que sentir en un momento u otro. ¿Es posible educar, criar, enseñar sin influir? no lo creo. Supongo que lo importante será dar a nuestros hijos las herramientas necesarias para gestionar sus emociones.





Enseñarles a identificarlas y sobrellevarlas y también entender que los demás pueden sentirse tristes,
cansados, felices, nerviosos... y hay que ponerse en su lugar, sin juzgar. Por ejemplo, decirles "puedes estar enfadado pero no tienes que insultar". Esto es algo que no se aprende en dos tardes ni se enseña con una tabla o un esquema. Cada día, cada instante, adquiriremos nuevas destrezas, habilidades eficaces a la hora de gestionar nuestras emociones. Si nos enfrentamos a ellas de la forma adecuada, con calma, dando a cada cosa su importancia, estaremos enseñando a nuestros hijos la capacidad de transformar cada experiencia de la vida en una oportunidad de cambio y reflexión.

Es fundamental permitir a nuestros hijos expresar sus emociones y también mostrarles las nuestras. No somo perfectos, a veces gritamos, estamos cansados, atendemos con desgana a su llamada..., pero podemos pedir perdón, explicar con palabras sencillas y claras lo que ha pasado ("hoy estoy cansada cariño siento haber gritado") acompañado de un gesto afectivo (un beso, una caricia) que refuerce el significado de nuestras palabras. Hay que tener en cuenta que los niños principalmente perciben el amor a través de nuestros actos diarios por lo que es importante mostrarles nuestro cariño cada día (aunque a veces estemos cansados o tristes).

A lo largo de la vida se pueden aprender y adquirir muchos conocimientos pero la base de una buena estabilidad emocional se cimenta en la infancia. La neurociencia ha dejado claro que los tres primeros años de vida son fundamentales para definir la forma de sentir el mundo de los niños y su forma de relacionarse con los demás. 

Cubrir las necesidades físicas es importante pero cubrir las necesidades emocionales de los niños es fundamental.

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