Es en los primeros años de vida cuando se establecen las bases de las habilidades emocionales. Los niños necesitan nuestro amor (todo nuestro amor) para aprender a amarse a sí mismos y después amar a los demás (y dejarse amar). Si el niño no siente el amor de sus padres (aunque estos, damos por sentado que le aman) crecerá con inseguridad, ¿quién va a amarle si no se aman sus propios padres? Por esto es muy importante expresar nuestro amor a los niños, para que estos, en el futuro, se sientan dignos de ser amados.
¿Qué queremos que sientan nuestros hijos? ¿amor o miedo? Parece una respuesta obvia sin embargo día tras día mucha gente se esfuerza en llevar a sus hijos por el camino del miedo, porque la vida es dura y cuanto antes lo aprendan mejor. De esta forma están preparando a su hijo para un mundo hostil y un mundo hostil encontrará.¿ Creemos que el miedo es una fuerza motivadora?¿somos más fuertes e independientes si es el miedo el que nos mueve? miedo al qué diran, miedo a no ser lo suficientemente buenos, a no ser lo que los demás quieren que sea, miedo a ser diferentes, a no seguir lo que hace la mayoría, miedo a sentirnos solos....
Miedo como una estrategia que nos coloca en una posición de oposición/separación en relación a los otros. Miedo como control y amenaza...pero ¿hay otra manera de educar que no sea esta? (si no haces los deberes no ves la televisión, si te come todo te doy....¿actúan nuestros hijos con libertad desde este paradigma?).
Educar basándonos en el miedo, en la carencia, en la insuficiencia no nos lleva a la libertad ni al crecimiento individual.
Pero ¿es posible cambiar esta dinámica? Quiero pensar que si nos enfrentamos a la vida con amor y optimismo el mundo nos devolverá esta misma actitud. Obviamente siempre existirán dificultades, por eso es importante enseñar a nuestros hijos a confiar en sus propias capacidades y esto se consigue a través del amor incondicional.
Educar desde el amor consciente es un proyecto que cada uno debe construir desde sí mismo, no existen recetas mágicas, porque cada padre, madre, cada hijo es un ser diferente. Como decíamos ayer tomar consciencia de lo que somos, de lo que pensamos, de nuestros valores y creencias es el punto de partida, para educar desde el amor consciente.
Miedo como una estrategia que nos coloca en una posición de oposición/separación en relación a los otros. Miedo como control y amenaza...pero ¿hay otra manera de educar que no sea esta? (si no haces los deberes no ves la televisión, si te come todo te doy....¿actúan nuestros hijos con libertad desde este paradigma?).
Educar basándonos en el miedo, en la carencia, en la insuficiencia no nos lleva a la libertad ni al crecimiento individual.
Pero ¿es posible cambiar esta dinámica? Quiero pensar que si nos enfrentamos a la vida con amor y optimismo el mundo nos devolverá esta misma actitud. Obviamente siempre existirán dificultades, por eso es importante enseñar a nuestros hijos a confiar en sus propias capacidades y esto se consigue a través del amor incondicional.
Educar desde el amor consciente es un proyecto que cada uno debe construir desde sí mismo, no existen recetas mágicas, porque cada padre, madre, cada hijo es un ser diferente. Como decíamos ayer tomar consciencia de lo que somos, de lo que pensamos, de nuestros valores y creencias es el punto de partida, para educar desde el amor consciente.
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