Cuando hablo o pienso en cómo educar teniendo en cuienta las Emociones, no puedo si no citar a Isabelle Fillozat, me gusta su manera de llamar a la Inteligencia Emocional: INTELIGENCIA DEL CORAZÓN, ella dice es: "saber amar, comprenderal prógimo, realizarse, ser uno mismo en todas las circunstanciasy saber reaccionar en los momentos difíciles. Tener la capacidad de ser feliz sin dejarse dominar por la adversidad, ¿ no es esto lo que todos queremos para nuestras vidas y para nuestros hijos?.
¿No es más importante poseer un alto coeficiente emocional que un alto cociente intelectual? En mi opinión sí, la vida está envuelta en emoción, de sentimientos...somos seres racionales, pero no cabe duda que también lo somos sentimentales. Daniel Goleman demostró que el intelecto humano suele ser "secuestrado" por las emociones.
Isabelle Fillozat, nos plantéa en su libro "El Mundo emocional del niño": ¿PODEMOS DESARROLLAR EL COEFICIENTE EMOCIONAL DE NUESTROS HIJOS?
Continúa diciéndonos que la actitud educativa hacia el niño es determinante en el desarrollo de su coeficiente Intelectual; que el niño aprende principalmente de sus padres, por eso para poder desrrollar la INTELIGENCIA EMOCIONAL de nuestros hijos debemos a trabajar la nuestra.
Esta autora nos propone sietre preguntas que como padres nos podemos hacer, para responder desde la individualidad de nuestros hijos, desde el momento que están viviendo, para ayudarles y ayudarnos a vivir la emoción que están sintiendo.
¿Qué es lo que vive?
Tengamos en cuenta que el niño es una persona, con sus propias idéas, opiniones y su propio mapa mental (su manera de percibir la realidad). Ve el mundo con sus propios ojos (como hacemos todos). Es importante que sepamos cómo está interpretando la realidad que vive (ójala pudiéramos hacer esto con todas nuestra relaciones).
No olvidemos que su cerebro aún no ha madurado del todo, las zonas más primitivas aún dominan sus actos, por lo que las emociones le dominan constantemente.
Ayudémosle a identificar sus emociones preguntándole, escuchándole sin juzgarle ¿qué te pasa?veo tus ojos con lágrimas, tu cara caída (proporcionarles identificadores corporales de la emoción)...¿qué te hace sentir triste?¿hay algo que te asuste?...intenta ponerte en su lugar, intenta mirar con sus ojos de niño.
¿Qué dice?
Sus lloros, rabietas, el no poder controlar lo que siente, el no querer hacer algo...no es un capricho, no está actuando así para manipularnos...incluso a los adultos nos cuesta expresar lo que sentimos en nuestro interior, nuestros hijos no tienen herramientas para manejar sus explosiones emocionales. El cansancio, el exceso de estimulación, el no poder hacer lo que necesita hacer en un momento dado (por ejemplo moverse para liberar tensiones). Escuchemos lo que nos dice con ese comportamiento, acojamos lo que siente, probablemente busque nuestra ayuda, nuestro abrazo o contacto físico para superar esa emoción que le invade.
¿Qué mensaje deseo trasmitirle?
¡Tú vales, puedes hacerlo! o ¡eres un inutil! no vales....estos son los dos mensajes que damos constantemente a nuestros hijos, muchas veces de manera inconsciente, con el ¡Cuidado! que te vas a caer....pero serás patroso...¡has vuelto a tirar la leche!....en situaciones de tensión, con las prisas...y ¡ojo! no solo con las palabras...con nuestra manera de actuar con él y con otras personas, estamos enviando mensajes.
¿Por qué digo esto?
En ocasiones respondemos de manera automática a las demandas de nuestros hijos, impulsados por creencias, por rituales heredados de nuestra familia, de la manera en que fuimos educados. Cuando nuestros pequeños nos piden algo, muchas veces decimos automáticamente NO, para no hacerles "caprichosos". Entonces, sin darnos cuenta iniciamos "juegos de poder" por que NO, porque lo he dicho yo...No es cuestión de darles TODO lo que piden, simplemente pararnos a cuestionarnos por qué no o qué consecuencias puede tener darle o no darle esto o aquello, si es porque no es bueno para ellos, si es porque no me juzguen de "permisivo"...
¿Mis necesidades son incompatibles con las de mis hijos?
Es importante que reconozcamos nuestras propias emociones, sin juzgarnos, sin culpabilizarnos. Somos personas, no supermujeres, ni superhombres.
Es normal que nos sintamos cansados, superados por la intensidad de las emociones de nuestros hijos, sobrecargados por los problemas cotideanos del trabajo de la familia...Si no prestamos atención a nuestras necesidades, no podremos dar a nuestros hijos lo que necesitan.
También es importante aceptar o enfrentarnos a necesidades que arrastramos de nuestra propia infancia, a heridas no curadas, del pasado.
Si no reconocemos nuestras emociones como padre o madre, podemos proyectarlas en nuestros hijos, cargándoles con algo que no les corresponde.
¿Qué es lo más valioso para mí?
Nuestros hijos necesitan sentir que son valiosos, importantes para nosotros, se lo debemos demostrar con nuestros abrazos,besos, con nuestra escucha...poniéndoles por encima de todo en nuestra manera de actuar.
"Cuando nuestros hijos perturban nuestro espacio, cuando no sabemos cómo actuar, cuando sentimos que no actuamos en función de ellos, si no en lo que piensen los demás, preguntémosnos: ¿qué es lo más valioso para mí?"
¿Cuál es mi objetivo?
¿Cuál es mi objetivo hoy en la relación con mi hijo? tener en cuenta que ese objetivo cambia en cada situación, cada día...centrarnos en las necesidades reales de nuestro hijo, sin importarnos el juicio ajeno, ponerle en primer lugar, respetarle, escuchar sus necesidades.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
¿Qué te ha parecido la entrada de hoy? ¿Quieres qué hablemos de algún tema en especial? Déjanos tus comentarios y sugerencias. Participa en nuestro blog y para no perderte nada déjanos tu email y suscribete a nuestro newsletter.