El primer mes del bebé es el momento de encontrarte cara a cara con tu pequeño, contemplarlo activamente, su mirada, su olor, su tacto. Es el momento de crear un vínculo mágico con la lactancia, de intentarlo, de conseguirlo. Es el momento de olvidar nuestras expectativas, tanto las positivas como las negativas ¿por qué duerme tanto? ¿por qué no duerme? ¿por qué llora? ¿por qué no llora? y regalarnos la felicidad de conocer a nuestro bebé.
No se si es políticamente correcto decirlo pero estos primeros días son para el bebé y la mamá. Sólo para ellos. Tanto si es el primero como el quinto bebé se debe respetar ese momento mágico de unión entre bebé y mamá, abriendo el círculo al núcleo familiar cuando existen el papá y los hermanos. Después estarán los abuelos, amigos y demás familia. Obviamente la emoción e ilusión de todos al ver al nuevo miembro de la familia impide cumplir esto al 100% pero creo que sería bonito que la mamá en esos momentos no tuviera que preocuparse por nada que no sean ella misma y su bebé, y mucho menos por asuntos absurdos como el que dirán o el quedar bien y otras estupideces varias que se dan tanto en estas ocasiones en nuestra sociedad del aparentar y el fingir.
Laissez faire, laissez passer.
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