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El poder de las palabras (El mundo en pañales)




La comunicación verbal diferencia al ser humano del resto del mundo animal.
 Nos permite hablar de lo que hacemos y explicar porqué lo hacemos describir, modelar nuestra forma de pensar.
Nuestro cerebro está preparado para reconocer la palabra entre el resto de los sonidos.
Nuestra capacidad potencial al nacer es mucho mayor que la de los adultos para aprender un idioma.
Con 6 semanas la laringe está desconectada, solo puede comer y respirar al mismo tiempo, pero fisiológicamente no puede hablar.
Desde que nacemos podemos captar todos los sonidos de las palabras que escuchamos, nacemos con la capacidad de distinguir los sonidos de nuestra lengua materna (después los perdemos). Al nacer somos internacionales, tenemos la capacidad de aprender cualquier lengua.
Los bebés empiezan a hablar antes de poder articular una palabra.
Con tres meses y medio la laringe está en la posición correcta, empieza a controlar los 100  pares de músculos de su lengua y labios que le permiten articular y formar sonidos.
Para los bebés jugar a vocalizar es un estupendo ejercicio de los mecanismos del diálogo.
El tono melodioso de la madre mantienen la atención del bebé y le permite procesar las palabras (babytalk).
Hacen prácticas de voz .
Balbuceo buen ejercicio para la boca y  las cuerdas vocales, no son una forma de comunicación, No se aprende de los padres, comunes a todas las lenguas humanas, forma parte de nuestro bagaje genético.
Aprenden de la interacción con los adultos (comunicación no verbal).
Con el paso de los meses el balbuceo es más fluido y cada vez hay más sonidos de la lengua materna, para los padres es como si dijera palabras de su propia lengua, al repetirlo el adulto y reforzarlos animamos a los pequeños en el habla.
La primera palabra: cuando el bebé usa una palabra para representar un objeto, siempre la misma palabra para un objeto determinada.
Al año:  El pointing o señalar es un nuevo juego para aprender la función simbólica de las palabras...señalar es un gesto propio de los humanos y herramienta vital para el aprendizaje, al señalar quiere que los padres nombren, es su manera de comprender que cada objeto tiene un nombre. Esto nos sirve para clasificar y ordenar el mundo.
A los 16 meses sabe lo que quiere decir (aunque para el resto de los humanos sea difícil entender, seguro que solo mamá sabe a qué se refiere).
Lo más difícil es que la boca haga los sonidos adecuados.
A los 19 meses su vocabulario aumenta considerablemente y pronto será suficiente como para comenzar a unir palabras. Al principio dos palabras conforman una frase. No se parecen al habla del adulto pero se basan en una gramática de bebés, no es azar. Solo se dicen las palabras más importantes, como en un telegrama.
Hablan por hablar, por placer, como ejercicio, aunque no tenga ni idea de lo que dice, imita y repite palabras y frases analizando y aprendiendo estructuras.
¿Qué es eso? gracias a esta frase incrementará su vocabulario 60 palabras semanales.
Con 3 años pueden construir frases de más de 3 palabras. Son un juego, que les ayuda a expresar lo que imaginan. Pueden crear frases que no han oído nunca, ha conseguido desarrollar el potencial de su cerebro gracias a la interacción con otras personas.






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