NIÑOS MALOS Y PADRES QUE MALCRIAN


Método Estivil, crianza con apego, estimulación temprana… hoy en día gracias a Internet tenemos acceso a muchísima información sobre la crianza de nuestros hijos, probablemente más de la necesaria, tanta información nos hace dudar de la que debería ser la fuente principal de información: el instinto materno.

Hoy en día ser padre parece una tarea difícil, un trabajo duro, casi una obligación de la que hay que liberarse de vez en cuando. En un cursillo que recibí hace tiempo me comentaban que para que un matrimonio fuera bien debía  tener una hora al día, un día a la semana, un fin de semana al mes y una semana al año para estar juntos, solo la pareja, pero ¿qué pasa con la familia? ¿realmente necesitamos descansar de nuestros hijos? ¿No se está culpando, de esta forma, a los hijos de las dificultades o crisis matrimoniales? “Descansar de los hijos” es un consejo muy habitual entre amigos y familiares. Está claro que tener un hijo te cambia la vida, el problema es que me da la sensación, de que hoy en día  se da por hecho de que este cambio que se produce en la vida de la pareja es  a peor: fin de la libertad, responsabilidad total, dejar de pensar en uno mismo, no volver a dormir… La paternidad se presenta muchas veces como una cárcel sin rejas de la que los padres no escaparán jamás, “un hijo es para toda la vida”.

Unido a esta imagen pesimista de la paternidad está  la imagen actual de los niños que es también bastante mala. Se dice de los niños que son manipuladores, tiranos, dictadores. Parece que son malcriados desde que nacen, a veces me pregunto si realmente tenemos algo que hacer los padres o ya está todo perdido cuando escucho eso de “te está tomando el pelo” porque llevo a mi hijo, de tres años, en brazos del parque a casa. Supongo que quien dice esa frase será que piensa que mi hijo con tres años de “experiencia vital” ya ha aprendido el arte de manipular a las mujeres, yo lo que creo es que está cansado, así de sencillo.  Pues no parece tan sencillo, llueven los consejos no deseados sobre las bondades de “un cachete a tiempo” o la “torta terapéutica”. A pesar de que nuestra sociedad ha conseguido grandes avances en los derechos sociales estos parecen difuminarse cuando se trata de los niños y muchas veces se consienten comportamientos con los niños que serían impensables con un adulto, por ejemplo, existen bares que prohíben la entrada a niños porque “molestan” (estoy hablando de bares normales, no de discotecas ni casinos) ¿aceptaríamos un bar que prohibiera la entrada a la gente mayor? Esto se da también en hoteles, balnearios, incluso algunas casas en alquiler ponen como condición que no haya niños para alquilar la casa.  ¿Qué esperamos de esta sociedad que rechaza a la infancia? ¿qué esperamos de una sociedad que da la espalda a su futuro?





La crianza respetuosa pretende devolver a la infancia la inocencia que se esperaba de ella hace no tantos años. Devolver a los niños la libertad del juego. Devolver a los padres la libertad de amar y cuidar a sus hijos sin la presión de crear ciudadanos modelos que no molesten y que no hagan ruido.

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